“Cualquier cosa se puede hacer de tres maneras: perdiendo la energía, guardando la energía o aumentando la energía; ya sea tomando un café o resolviendo un conflicto, pero siempre estás haciéndolo de alguna de estas tres formas”. — Vasiliy Gubanov.
Siempre estamos en contacto con nuestra energía vital. La percibimos, la sentimos y podemos expresar si tenemos mucha energía, o si se acabó.
La energía vital es un impulso que nos permite realizar todo lo que hacemos y lograr nuestros propósitos.
No importa lo que hagas, siempre te relacionarás con tu energía vital de una de estas tres maneras:
Perdiéndola.
Guardándola en el mismo nivel.
O elevándola.
Y la buena noticia es que solo depende de ti con cuál de las tres te vas a relacionar.
Ahora haz una pausa y piensa: De lo que haces día a día, ¿qué es lo que te hace elevar tu energía y qué te hace perderla?
Para comprender cómo perdemos la energía vital y cómo podemos elevarla vamos a utilizar el modelo “cuerpo-mente-emociones”. Veremos los procesos energéticos en estos tres niveles. En realidad nuestra mente, cuerpo y alma (emociones y sentimientos) funcionan como un todo. Cualquier movimiento que sucede en uno de estos niveles dentro de nosotros, se refleja inmediatamente en el otro. Utilizamos esta división solo para comprender fácilmente los mecanismos energéticos.
Comenzamos con nuestra mente.
A nivel mental sentimos agotamiento cuando procesamos mucha información lo que nos demanda una intensa concentración. Nuestra fisiología requiere que el cerebro descanse suficientemente. El descanso ayuda a recuperar la energía mental. La sugerencia básica es dormir mínimo 8 horas diarias y se recomienda que dos o tres horas antes de acostarte no hagas nada que pueda subir tu nivel de adrenalina. Otra recomendación es aprender y practicar meditaciones guiadas, técnicas de relajación, etc.
Vivimos en la era de la información que constantemente nos bombardea. En muchas ocasiones esto genera estrés. En realidad no hay nada malo en esto, porque nuestro cerebro está diseñado para recibir y procesar la información constantemente. El problema aparece cuando tenemos que procesar el mismo tipo de información muchas veces y no es de nuestro interés; lo cual nos hace sentir mucho cansancio. Y al contrario, cuando nuestra mente (nuestro cerebro) recibe estímulos diferentes y que son de nuestro agrado e interés, el nivel de energía mental sube. Esto sucede cuando, por ejemplo, vamos de vacaciones a un nuevo lugar o a un nuevo país que hemos soñado tanto conocer. Al regresar sentimos que tenemos mucha energía. Entonces la recomendación es buscar actividades mentales diferentes e interesantes.
A nivel emocional también podemos perder o elevar la energía.
Todas las emociones y sentimientos que vivimos influyen en nuestra energía vital.
Es importante experimentar las emociones y sentimientos que clasificamos como “positivas", pero siempre y cuando sean reales y sinceras. Si es solamente una máscara para recibir aprobación social, estas emociones bajarán nuestra energía vital y llegarás a un estado de agotamiento. Entonces para elevar tu energía vital busca y experimenta las emociones positivas, reales y naturales.
Cuando hablamos de las emociones que clasificamos como “negativas”, éstas no siempre son tan malas para nuestra energía vital. Si están suprimidas y escondidas bajo la máscara de una persona "espiritual" y "bonita" van a disminuir nuestra energía. Por otro lado, las emociones que clasificamos como negativas pueden ser una fuente interminable de energía vital, siempre y cuando sepamos cómo canalizarla para nuestro bien y el de nuestro entorno. En muchas ocasiones no sabemos cómo hacerlo y destruimos a los demás o a nosotros mismos. Sin embargo, podemos aprender a canalizarla y aprovecharla de manera benéfica.
A nivel corporal nuestros músculos siempre reaccionan ante cualquier pensamiento, sentimiento o emoción.
De alguna manera nuestro cuerpo es un mapa de nuestra vida, de nuestro pasado y, al mismo tiempo, es una guía para nuestro futuro. Los patrones aprendidos se vuelven tan inconscientes que condicionan nuestro comportamiento e, incluso, nuestros pensamientos y emociones.
Normalmente las emociones y sentimientos suprimidos, así como los pensamientos tóxicos, se convierten a nivel corporal en tensión crónica, que se manifiesta con tensión y dolor muscular. Esto puede acumularse en cualquier parte del cuerpo, desde los músculos de la espalda y del cuello hasta los músculos más pequeños y profundos que, por ejemplo, son los músculos que mueven nuestros ojos.
Las técnicas de psicoterapia corporal pueden ayudar a disminuir esta tensión y hasta eliminarla, lo cual nos permitirá sentirnos más libres y con más energía.
Puedes aprender estas técnicas y practicarlas tanto para aumentar tu energía, así como para tener tus músculos y tu cuerpo más sanos.
Por otro lado, es importante permitirnos experimentar y realizar los movimientos que nos apasionan y nos hacen sentir felices. Si te gusta bailar, ¡baila!; cantar, ¡canta!; dibujar, ¡dibuja! Haz lo que te apasiona a nivel físico también. Tienes que hacerlo por lo menos una hora a la semana, y lo más recomendable es que sean una o dos horas diarias.
Espero que estos consejos te ayuden a elevar tu energía vital y sentirte más pleno y feliz todos los días.
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